La organización Save a Girl Save a Generation trabaja para erradicar la ablación, una dramática práctica que afecta a 140 millones de mujeres en el mundo. En España, 10.000 niñas están en riesgo de sufrirla a pesar de que el Código Penal lo tipifica como delito desde 2003.

 

[Artículo publicado en la revista Expresión económica]

Asha Ismail sufrió en primera persona el horror de la ablación a la edad de 5 años en su país natal, Somalia. Ella misma fue hasta el mercado a comprar las cuchillas que marcarían su vida para siempre. “Desde entonces, tenía claro que nadie más debía pasar lo que yo pasé”.

El día que nació su hija arrancó la idea de la asociación. Ella fue la primera generación salvada de ese drama en su familia, aunque su labor de concienciación no paró desde entonces. “Seguí por mi entorno, hablando con mis hermanas, primas, amigas y vecinas”, recuerda. “Al conseguir que sus hijas se salvarán de esa crueldad, pensé que podía ser más ambiciosa y llegar a más gente”.

Esa actitud ante la mutilación supuso romper con una tradición convertida en obligación, con una práctica por la que todas las niñas han de pasar para poder ser consideradas puras y limpias y para poder optar a casarse y tener una integración social en el entorno en el que viven.

© Borja Beriain

¿Educación o prohibición?

Para la fundadora de Save a Girl Save a Generation, la solución de raíz pasa por la concienciación y la educación por encima incluso de la vía penal. “Hay que educar”, comenta Asha. “Yo no veo a ninguna de esas madres como criminales”.
Julia Ropero, profesora de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y participante en la mesa redonda organizada el pasado 12 de mayo por Save a Girl Save a Generation, disertó sobre cuáles deberían ser las prioridades para abordar una práctica tan socialmente arraigada a muchas culturas.

En su opinión, la aplicación del derecho penal no debería ser el primer instrumento. “La madre lo hace pensando en el bien de su hija”, comenta la profesora Ropero. “No considera que lo que produce es una lesión, sino que va a contribuir a su integración social”. Según ella, cuando el derecho penal actúa en estos casos “la mujer se convierte a sí misma en víctima y verdugo, en un ciclo que nunca acaba”.

La prohibición expresa de la ablación en la mayoría de los países africanos apenas ha solucionado el problema, que ha pasado a la clandestinidad. “Las mutilaciones se llevan a cabo en secreto, en peores lugares y sin posibilidad de asistencia sanitaria”, señala Asha Ismail, que ha tenido la oportunidad de comprobar cómo esta práctica sigue siendo generalizada incluso en la propia capital de Kenia, Nairobi, en barrios marginales donde no se cumplen las condiciones mínimas de higiene. “Muchas niñas mueren desangradas y ni siquiera hay constancia de su existencia ni de su muerte”, se lamenta. “Se convierten en niñas fantasma”.

Trabajo internacional

Save a Girl Save a Generation es una organización no gubernamental que lucha contra la ablación femenina, la explotación a menores, el matrimonio forzado y contra cualquier forma de maltrato a la mujer. Fundada y dirigida por Asha Ismail, está formada y dirigida por mujeres a las que se les negó el derecho a hablar y defender sus derechos desde niñas. Se registró en España en 2007, aunque ha estado trabajando de manera anónima desde hace 20 años para dar a conocer la realidad por la que pasan millones de niñas en el mundo. El trabajo de Save a Girl Save a Generation se reparte en dos continentes. En España, el objetivo es sensibilizar a través de charlas en colegios y en talleres donde dar a conocer el drama de la ablación.

En África se lleva a cabo el trabajo de campo, la ayuda real, dentro del proyecto ‘Safe in Namanga‘. Se trata de una casa de acogida para unas 20 niñas situada en la ciudad keniana de Namanga, en la provincia del Valle de Rift y cerca de la frontera con Tanzania. El hogar está preparado para acoger niñas en serio peligro de desprotección. En Kenia, varias comunidades como la somalí, la masai o la borana tienen interiorizadas costumbres como la mutilación genital femenina o el matrimonio precoz. Además, muchas niñas no tienen la posibilidad de acudir regularmente a la escuela y recibir formación que les asegure un porvenir. Save a Girl Save a Generation trabaja para devolver a esas niñas su futuro. Así no sólo se salvan niñas. Se salvan generaciones.