Por Zamzam Abdi Tatu

Las mujeres somalíes que han sido informadas sobre la mutilación genital femenina y quienes han sobrevivido a ese dramático ritual intentan poco a poco ir erradicando esta práctica dentro de sus propias familias, protegiendo a sus hijas y movilizando a las jóvenes madres de Nairobi.

La mutilación genital femenina o ablación es practicada por diversas razones: asegurar la virginidad, aumentar la posibilidad del matrimonio o promover la identidad cultural. Muchas de las razones por las cuales se practica están basadas en mitos falsos. La mayoría de las niñas que lo sufren son mutiladas entre los 5 y los 8 años, pero existe cada vez una mayor tendencia a adelantar el rito a edades incluso más tempranas. El corte es realizado por mujeres con nulo conocimiento medico.

A pesar de que el gobierno de Kenia firmó una ley histórica contra la mutilación genital en octubre de 2011, nada ha cambiado y sigue siendo ampliamente practicada, principalmente en comunidades de origen somalí, kissi, masaai y kalenjin.

La ley sostiene que «cualquier persona que practique una circuncisión a una niña será considerada criminal». En caso de que la niña muera a causa de este acto, principalmente por desangramiento, «el culpable será considerado asesino y será condenado a prisión».

La realidad permanece por el momento muy lejos de la legislación. Después de la aprobación de la ley, los choques entre las fuerzas del orden público y los líderes de las comunidades en las que se practica la ablación han ido en aumento. Al mismo tiempo, el éxito de varias campañas contra la mutilación genital femenina se ha visto limitado por la falta de cooperación de las comunidades, que de forma hermética y clandestina siguen practicando la ablación en secreto y sin condiciones higiénicas mínimas.

«La legislación no puede frenar la práctica por sí sola. Hace falta mucho más. Por ejemplo, un cambio general de plan de estudios, tanto en las instituciones educativas seculares como en las religiosas, para atajar el problema desde la raíz de la educación de las nuevas generaciones. Además, es necesaria una red de apoyo a las víctimas para influir en las chicas y madres vulnerables», afirma Hani Abdi, fundadora del foro ‘Mom and Me’ (‘Madre y yo’), que se dirige a jóvenes madres de origen somalí en zonas residenciales de Nairobi, en Kenia.

El asesoramiento de mujeres que habían pasado por lo mismo fue lo que ayudó a Abdi –que es madre de una niña de 4 años–  a sobrellevar el trauma y la crisis emocional después de sufrir en sus propias carnes el rito de la mutilación con tan solo 8 años. «Todo lo que permanece en mi memoria es la mirada penetrante de la señora que me practicó la circuncisión  y los brazos fuertes de sus insensibles ayudantes», relata Abdi. «Creo que dejé escapar un grito débil, mi último grito como mujer antes de que las mezclas de azúcar, yema de huevo y hierbas tradicionales se vertiesen en la herida».

La experiencia la dejó abatida, emocionalmente inestable y sintiéndose menos mujer, pero el apoyo de su actual marido la ayudó a enfrentar y superar los desafíos diarios. Con su renovada energía y compromiso para alejar de esta práctica arcaica a sus hijas, formó en 2010 el foro ‘Mum and me’ (‘Madre y yo’) junto con un amigo.

98% de incidencia en la comunidad somalí de Kenia

Según las últimas encuestas demográficas sobre salud en Kenia, la mutilación genital femenina tiene una tasa de prevalencia del 98% entre los dos millones de somalíes que viven en territorio keniano.

El foro ‘Madre y yo’ es un organismo que educa a jóvenes madres somalíes y a sus hijos sobre los peligros y las consecuencias de practicar la ablación. El grupo realiza reuniones mensuales entre sus 300 miembros para organizar talleres de trabajo, cenas y programas de sensibilización que están principalmente financiadas por simpatizantes y miembros del foro.

Linah Jebii Kilimo, parlamentaria keniana y gran activista contra la mutilación genital femenina, declaró en una conversación con Save a Girl Save a Generation que la movilización de la comunidad y la sensibilización es clave para el éxito de los programas contra la ablación. También señaló el analfabetismo y la pobreza son los factores clave para que esta horrible práctica siga perpetuándose en el tiempo. «El bajo nivel de alfabetización junto con la pobreza son algunos factores que contribuyen decisivamente a que se sigan mutilando niñas. Son algunos de los problemas de fondo que el Gobierno está abordando de manera conjunta en la lucha contra la MGF».